Los nadadores
Los nadadores

Los nadadores

El nadador contempla su futuro: así lo hace Jonás cada mediodía, cuando comienza a encadenar brazadas, mientras al otro lado de las vidrieras de la planta de arriba del pabellón unas sombras esbeltas parecen observarlo; pero no sólo a él, sino también al resto de los nadadores. Para nadar en esa piscina, Jonás cruza toda la ciudad: es una de las pocas rutinas que le quedan de cuando todavía vivía con Ada, muy cerca de allí, en la zona norte, de altos rascacielos, y la fotografía aún le importaba como algo más que una manera de ganar dinero. 

Ahora vive solo, en un estudio al sur de la ciudad, y se conforma con ver la vida de los otros. De ese pasado no tan remoto conserva dos amigos: Sergio, un antiguo compañero de la universidad con el que sigue nadando, y Sebastian, el crítico de arte que más ha creído en él como fotógrafo creativo. 

La natación es el vínculo de Jonás con su vida anterior: casi no ve a sus padres, divorciados, y no tiene más familia ni tampoco otra disciplina que la acuática, más como costumbre emocional que como necesidad física. Una mañana queda con su padre, un inspector de policía jubilado. No se ven desde hace varias semanas y le sorprende encontrarlo muy nervioso. Cuando le pregunta por la causa, él le cuenta que su madre ha desaparecido: lleva dos meses sin contestar al teléfono, ha ido al piso familiar, en el que ella aún vivía, y lo ha encontrado vacío, aunque sus abrigos, sus vestidos, su documentación y sus tarjetas de crédito están todavía allí. También todas sus pinturas. No advirtió tampoco signo alguno de violencia o desorden, ni ha habido movimientos en sus cuentas bancarias. Simplemente no está. A partir de entonces, Jonás comienza a escuchar historias similares sobre gente que desaparece: con una calma que se le hace extraña, escucha otros relatos sobre personas que, como su madre, dejan de presentarse en sus trabajos o de regresar a sus domicilios, dejando tras de sí un silencio inquietante. Hombres y mujeres, niños y ancianos esfumados de pronto, mientras la ciudad sigue manteniendo su apariencia de normalidad, aunque a él le parezca cada vez más enrarecida y también menos poblada.

¿Son impresiones suyas? Tras su incredulidad inicial, Jonás decide buscar a su madre, mientras va descubriendo su propio miedo a desaparecer. Y continúa yendo al pabellón, y sigue distinguiendo, al levantar la vista de la profundidad clara de la piscina, en la que ya faltan varios nadadores, esas mismas sombras vigilantes, inclinadas detrás de los cristales de la planta superior. Pero, a pesar de ese vacío, Jonás sigue nadando.

Novela sobre la soledad y el sentido de la existencia, profundamente simbólica y de clara raigambre kafkiana, refleja el vacío y el sentido de pérdida de la vida contemporánea. Tras la muerte de los mitos sólo queda el esfuerzo por sobrevivir en un mundo cada vez más desolado y solitario, lo que se combate con una poética de la memoria y el impulso vital de la amistad y el amor. Esta nueva novela de Joaquín Pérez Azaústre lo confirma como uno de los principales narradores de su generación. 

«Una plácida e inquietante novela» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia).

«Lo que comienza como una leyenda urbana avanza hacia la mirada sobre una sociedad atemorizada donde se confunden las identidades y se pierden valores… Es fácilmente identificable el carácter kafkiano de estas páginas, pero no se halla menos presente la huella de Beckett o de Brecht, como ejemplos artísticos del absurdo como categoría moral y denuncia civil. Con una acertada combinación de relato policíaco, intriga de ciencia-ficción, reflexión metafísica, crítica de las costumbres, utopía futurista e introspección psicológica de los personajes se construye un entramado narrativo sólido y eficaz, ameno e inteligente, exponente de una inquietante y fecunda novelística» (Jesús Ferrer Solà, La Razón).

«Jonás, fotógrafo de prensa de vida solitaria, es el protagonista de la nueva novela de Joaquín Pérez Azaústre, Los nadadores, una indagación de perfil existencialista en los caudales de vacío de la vida contemporánea. Lo urbano y lo simbólico, la fragmentación de la identidad y la tiranía del recuerdo confluyen en un relato de inquietantes texturas… Jonás se está quedando solo (más aún) porque las personas de su entorno desaparecen. Es el eje argumental de un relato que expande su onda de misterio a partir del despliegue de unas sinuosas estrategias de opresión y extrañamiento, un poco entre Kafka y David Lynch… Con una sutil minuciosidad en la descripción de lo doméstico y lo habitual que remite a Muñoz Molina y una clave de poesía oscura que conecta con el mejor Paul Auster. Los nadadores emerge como radiografía severa y paradójica de un tiempo que impone las más feroces formas de soledad que el hombre ha conocido» (Alfredo Asensi, El Día de Córdoba).

«Con Los nadadores, Pérez Azaústre da un giro en su narrativa, influenciada por los mitos literarios y sus sombras, y nos ofrece una historia poética con respiración David Lynch… Podría ser también una novela sartriana sobre el ser y la nada, pero más bien es una novela kafkiana acerca de la angustia, de las amenazas invisibles… Tiene también un aliento baudelaireniano en el tratamiento del anonimato, de la expropiación de la vitalidad y de bajada al infierno, simbolizado por la enigmática Cueva de la Luna… Su mayor acierto es cómo indaga en la diferencia entre observar la vida propia o la de los demás y luchar por sobrevivir en un mundo alienado, aunque sea nadando a contracorriente, respirando a favor de la vida» (Guillermo Busutil, La Opinión de Málaga).

«Joaquín Pérez Azaustre (Córdoba, 1976) es un poeta de raza y el mejor novelista de nuestra generación… Los nadadores es una novela atmosférica y extrañamente hipnótica escrita con un rigor verbal que elogia la precisión, la minuciosidad, el fraseo largo, las metáforas de alta resolución y la sed de sentido… Se diría que es una novela de misterio, pero no empleando el término en el sentido de Conan Doyle y Agatha Christie, sino en el sentido de Dostoyevski cuando el autor ruso nos enseña que existe un enigma en el vivir que no cabe dentro de lo que se entiende por normal, pero mantenerse al margen de ese misterio es un poco quedarse fuera de la vida misma. La forma de mantener la intriga que el autor ha empleado en esta novela no es la de dosificar la información sino, en la estela de Kafka, ir insuflando en quien va leyendo paulatinas dosis de desinfectante angustia…. He aprendido mediante esta novela con fraseo de Blues, que si uno no se pone retos y lee libros exigentes jamás consigue nada y que el ritmo de los bestsellers miente sobre la vida» (Luis Artigue, Diario de León).

«Una excelente novela, una intriga inquietante, un desolador relato que tiene mucho de generacional… Los nadadores es literatura para paladear como esos whiskys  con los que se deleitan los protagonistas, sin prisa alguna, dejando reposar cada palabra, adentrándonos en su paisaje de terroríficos contornos. Porque, sí, algo de novela de terror tiene también este relato» (Daniel Serrano, Diarioabierto.es).

«Algo de Kafka, y algo de Lynch, y algo de Auster, aletea sobre Los nadadores» (E. Gancedo, Diario de León).

«La belleza de la escritura ilumina esta novela de una originalidad turbadora, metáfora de la soledad del hombre contemporáneo» (Ouest France).

«Su novela despliega los momentos de un hombre solitario, que debe afrontar el enigma de la existencia de los demás» (Gilles Heuré, Télérama).

ISBN978-84-339-7242-2
EAN9788433972422
PVP CON IVA17.9 €
NÚM. DE PÁGINAS248
COLECCIÓNNarrativas hispánicas
CÓDIGONH 502
PUBLICACIÓN10/05/2012
ISBN978-84-339-3372-0
EAN9788433933720
PVP CON IVA12.99 €
CÓDIGONH 502
PUBLICACIÓN10/05/2012
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Joaquín Pérez Azaústre

Joaquín Pérez Azaústre

Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) vive en Madrid, donde obtuvo una Beca de Creación en la Residencia de Estudiantes y se licenció en Derecho. En 2001 publicó su primer libro de poemas, Una interpretación, que ganó el Premio Adonais y al que siguieron DeltaEl jersey rojo(Premio Internacional Fundación Loewe Joven), El precio de una cena en Chez Mourice Las Ollerías(XXIII Premio Internacional de Poesía Loewe). Es autor de los ensayos Reloj de solEl corresponsal de BostonLa chica del calendario y Lucena sefardita, La ciudad de los poetas, y del libro de relatos Carta a Isadora. Ha publicado las novelas América, El gran Felton y La suite de Manolete (IX Premio Fundación Unicaja Fernando Quiñones).

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