Un célebre pianista de música clásica, Max Delmarc, sale de su casa hacia la sala de conciertos donde le espera, como siempre, un público numeroso y entregado. Y también como siempre, experimenta cierta angustia previa, el temido trae, la irresistible tentación de beber para calmarse. Pero su sempiterno acompañante se lo impide, nada de alcohol antes del concierto.

Ovación y, ahora sí, ya pueden seguir los tragos. Y así se repiten los rituales, una y otra vez, con el recuerdo de Rose, la violoncelista del Conservatorio, que le persigue aún treinta años después. Hasta que el pianista, tras un fatal encuentro callejero, se despierta en un Centro -un purgatorio que parece un gran hotel- donde encontrará a estrellas de cine y a un ángel guardián de nombre con resonancias diabólicas, Béliard...

«Con mayor insolencia y libertad, Al piano voltea las reglas establecidas de la verdad y la verosimilitud novelesca. El arte de Echenoz es un arte de la fuga... Siendo el infierno literariamente más interesante que el paraíso, Echenoz nos sugiere aún nuevas formas de castigo» (Michele Gazier, Télérama).

«Una sorprendente capacidad de invención. Una explosión de ironía y humor sin olvidar su fraternidad con las almas en pena» (Jean-Pierre Tison, Lire).

«El método Echenoz. Designa cierta manera de construir la novela con la ayuda de elementos narrativos inconexos y sobre todo a partir de su unidad de base que es también su unidad de valor: la frase. Una frase concebida, construida, trabajada con un arte inigualable -recordamos que el maestro de Echenoz es Flaubert-, una frase que piensa, que cuenta, que respira... Un narrador eufórico y meticuloso» (Patrick Kéchichian, Le Monde).

«El más hermoso libro de Jean Echenoz. El más personal. El más arriesgado. Nos habla de la cercanía, de la muerte, de la vida descompensada, de la huida hacia delante, de la mujer inaccesible... Magistral» (Marie-Laure Delormes).