Richard Novak es un hombre afortunado que ha realizado algunos de los deseos claves de la contemporaneidad. Ha ganado mucho dinero y muy pronto, y se ha procurado un cómodo retiro del mundanal ruido en una espléndida y aislada mansión de California. No tiene más contactos con el mundo que la asistenta que limpia su casa y la nutricionista, la masajista y la entrenadora personal que le ayudan a hacer real otro persistente mito de nuestra época: el logro de la inmortalidad mediante el incesante y exhaustivo cuidado del cuerpo.

Cada mañana, Richard compra y vende acciones mientras se mantiene en forma en sus máquinas, se alimenta con las vitaminas, las proteínas y los minerales que necesita, y continúa acumulando riquezas para una larga, larguísima vida de costosos placeres sencillos. Richard piensa muy pocas veces en lo que ha dejado atrás: una mujer obsesionada por su carrera y un hijo, Ben, al que quizá ya no podría reconocer. Hasta que un día aparecen en su ordenado universo dos grietas inesperadas: un intenso dolor, sin causa aparente, que le obliga a ir al hospital, y un misterioso agujero en ese inestable suelo donde suelen construir sus casas los millonarios americanos. Dos fisuras por donde se colará la vida, violenta, desordenada, imprevisible...

«Esta espléndida, luminosa novela es posiblemente lo que uno menos esperaba de A. M. Homes, cuya obra más famosa, El fin de Alice, es un estudio de la pedofilia en dos generaciones. Pero ella es tan audaz y curiosa con respecto a la bondad como lo era con la perversión. Si acaso, este libro es aún más valiente. A los artistas y filósofos siempre les ha inquietado la cuestión del mal. Pero se ha escrito bastante menos sobre el problema del bien, mucho más interesante... Este libro quizá no le salvará la vida a nadie, pero está lleno de inesperados placeres» (Frank Cottrell Boyce, The Guardian).

«A. M. Homes es, desde su primer libro, la cronista de las pesadillas pequeñoburguesas de América, que en esta novela sitúa en Los Ángeles. La California de Homes es una precaria utopía, construida desafiando a la geografía, a la geología y al sentido común, donde los ricos viven en un extraño estado de sitio, y la frágil tregua entre naturaleza y civilización está siempre a punto de quebrarse» (Jessica Olin, London Review of Books).

«Una fábula espléndida, antiamericana, contra el consumo, contra el individualismo. Hacia el final, Richard es muy diferente del obsesivo que se preocupaba por no perder una cita con su entrenadora personal. La experiencia le ha salvado la vida. Es discutible que salve la tuya, pero cambiará tus puntos de vista sobre la existencia, y lo hará de una manera muy divertida, con un humor muy negro» (Viv Groskop, The Observer).

«Una epopeya terriblemente humana de las segundas oportunidades, a la vez amable y alarmante» (John Waters).