Despreciado, odiado, calumniado, temido por su afán polémico y su sentido crítico, convertido poco a poco en modelo de periodista de investigación social y de opinión política, Hunter S. Thompson es un notable ejemplo de voluntad, paciencia, compromiso e intuición que conquistó el interés del público y de los círculos especializados gracias a su insobornable integridad profesional, a su honradez personal y a la calidad de su trabajo.

Conocido básicamente por ser inventor del periodismo «gonzo», una forma trepidante, iconoclasta y personal de describir la realidad (véanse los artículos de La gran caza del tiburón, 1979), Thompson rompió los moldes tradicionales de la crónica periodística y la ficción fundiendo ambas en un discurso literario-informativo que partió del Nuevo Periodismo de Tom Wolfe con trabajos como Los Ángeles del Infierno (1966) y llegó a su punto máximo en esa alegoría de la muerte del Sueño Americano que fue Miedo y asco en Las Vegas (1971).

En los dos extremos del periodismo gonzo estaban el Thompson novelista (El diario del ron, 1960-1998) y sobre todo el Thompson íntimo y personal que todos los días, de madrugada, escribía cartas a amigos y desconocidos para detallarles lo que ocurría a su alrededor y sobre todo lo que sucedía en su turbulenta cabeza.

La correspondencia de Thompson es un auténtico monumento literario y entre sus páginas se encuentran los pasajes más amenos, divertidos, brutales, sinceros y conmovedores que escribió desde que supo que quería dedicarse a la literatura hasta que decidió abandonar este mundo, en 2005. La presente antología (cerca de 250 cartas) presta atención sobre todo a la gestación del Thompson novelista y periodista gonzo, y a sus relaciones con personajes destacados de la vida literaria y política norteamericana. Se ha procurado en todo momento que haya un sentido de la continuidad entre las cartas, de modo que el lector pueda leerlas como una autobiografía.

«Una radiografía del cerebro de un escritor aparentemente loco y decididamente revolucionario» (The Times).

«Una correspondencia delirantemente entretenida» (Time).

«Humor perverso y una fe política tonificante» (The New York Times).

«Brillante y por encima de toda descripción» (Rolling Stone).