En un libro tan pletórico de humor como de suspicacia ante las ideologías, Valentí Puig lleva a cabo en esta colección de relatos una radiografía satírica de la modernidad, desde la perspectiva distanciadora de una óptica que Lluís Bassets (en su elogiosa reseña de la edición catalana de la obra) situó como perteneciente al «post-progresismo, post-catalanismo y post-modernismo».

En los relatos de Mujeres que fuman, el lector puede seguir desde su butaca el desconcierto de un filántropo ante el cinismo de las relaciones internacionales; la sutil sátira de ciertas pedagogías; el erotismo adolescente majestuosamente revelado por una viuda erotómana; la crítica salvaje al sectarismo «progre» de las décadas sesenta y setenta; el naufragio alcoholizado de una pareja de ingleses en un relato genial, «Peggie y Reggie»; la solución imposible que el año 2000 adopta como norma ante el terrorismo; una visita a un singular purgatorio del que muchos condenados no quisieran salir nunca.

Entre el orden y el desorden, a menudo condenados a elegir entre dos males, los personajes de Valentí Puig traman obstinadamente sus astucias en busca de la felicidad, en esta obra precozmente maestra a la que no es ajena la lectura atenta y sagaz de Swift, Sterne y los moralistas franceses.