¿Qué ha pasado con el joven autor de quien se dijo, tras la aparición de su primera novela, Récit d'un branleur (Relato de un inútil), que era «a la literatura lo que los Sex Pistols al rock»? Samuel Benchetrit no se ha aplacado. Tras sus incursiones en el cine y el teatro, llega ahora a las librerías con un proyecto de lo más irracional para un hombre de treinta y pocos años: contar, en cinco volúmenes, los treinta primeros años de su vida...

En este primer volumen, titulado «El tiempo de las torres», Samuel Benchetrit relata su infancia en el extrarradio de París. Al ritmo de las subidas y bajadas del ascensor, iremos conociendo, desde el sótano hasta la buhardilla, a los vecinos de su bloque. En el primer piso, por ejemplo, vive el señor Stern. No es mal tipo pero tampoco se deja pisotear así como así, y se enfrenta al presidente de la comunidad y a algunos vecinos influenciables que quieren votar a favor de la renovación de la caja del ascensor. No tiene ningún sentido pagar un lujo carente de utilidad para él... También está la familia Bouteillé, del segundo derecha, basureros de generación en generación. Y el pequeño de la familia Touré, de cinco años, que quiere arrojarse desde la ventana del undécimo piso, y Dédé, que las pasa canutas y se sirve de la muerte de su padre para embelesar y seducir a la chica de sus sueños. También está la mujer del cuarto, que acaba acostándose con todos los chicos del barrio por despecho, después de enterarse de que su marido la engaña. La fauna del vestíbulo, los ocupas del sótano, los soñadores de la buhardilla... Paseándose de piso en piso por el inmueble, Benchetrit retrata la cotidianidad de la comunidad en la que creció y nos invita a conocer su yo más íntimo y a penetrar el duro caparazón de sus vecinos. Mezclando la autobiografía y la ficción, el realismo brutal y la sátira insolente, el autor reconstruye un esbozo divertido e incisivo de sus años de juventud en la banlieue parisina.

«Cuando describe su comunidad, es a la vez ácido y tierno. Sabe cómo acercarnos a sus personajes. Las Crónicas evocan las notas disonantes, aunque melódicas, de una guitarra. iY la música es buena!» (Dominique Bona, Version Femina).

«A Samuel Benchetrit le gustan los márgenes, vivir al margen, siempre un poco separado de la vida real y con la distancia necesaria para observar el mundo con ironía. Este primer volumen bebe de esas aguas» (Bernard Babkine, Marie France).

«Una autobiografía que se devora con una sonrisa en los labios» (Florence Broizat, Esprit Femme).

«Benchetrit mezcla lo verdadero y lo verosímil, lo vivido y lo imaginado, con un hermoso talento de narrador. Uno se deja seducir rápidamente por su mundo y el libro se lee de un tirón. A veces es divertido; otras, emocionante; y a menudo, ambas cosas... Todo un éxito» (Daniel Garcia, Livres Hebdo).