Primera novela publicada por Claude Simon desde que en 1985 recibiera el premio Nobel, La acacia constituye la suma y culminación de una de las trayectorias literarias más fecundas y rigurosas de la segunda mitad del siglo XX.

El punto de partida de esta majestuosa novela, la más autobiográfica del autor, es el cruce de dos historias: la de su padre, un militar caído en combate en los primeros dias de la Gran Guerra, y la del propio Claude Simon, un cadete de caballería derrotado y hecho prisionero a comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Dos catástrofes vitales que marcan enigmáticamente el discurrir de una saga familiar que se remonta a finales del siglo pasado y se proyecta hasta el presente. Una epopeya personal que deviene universal a través de una prosa envolvente y totalizadora que amalgama pasado, presente y futuro en un continuo pleno de significaciones sólidamente entrelazadas.

La acacia resume y ahonda los grandes temas de su autor con una genialidad y un rigor insuperables: el tiempo, la historia, los hombres, la guerra, el alucinante poder evocador de las palabras. Sin duda, la obra más ambiciosa y lograda de este maestro de la literatura contemporánea.

«La acacia es un producto total y absolutamente objetivo, altivo, marmóreo, perfecto, de una hermosura helada, tan férreamente construido que puede atemorizar en principio. Una de las mejores novelas francesas de los últimos años, la cumbre de la sabiduría de Claude Simon» (Rafael Conte).

«Los grandes artistas, como Claude Simon, se distinguen por ofrecer variaciones sobre un mismo tema. Este tema, en La acacia, lo recibimos en estado primigenio: la memoria del cuerpo» (Georges Raillard, La Quinzaine Littéraire).

«La total naturalidad de La acacia, despojada de toda ficción para recuperar únicamente la epopeya familiar del autor, transmite la fuerza sensual y evocativa de una lengua que muestra aquí el surgimiento de un destino de escritor a través de las tragedias guerreras del siglo XX» (Aliene Armel, Le Magazine Littéraire).

«Este libro tiene un timbre único, intimo e intenso, una belleza de réquiem, fastuosa, desgarradora, pero también consoladora» (Marianne Alphant, Libération).

«La acacia es un nuevo hito en las grandes epopeyas subjetivas que permiten a los hombres convertir su experiencia singular en un fragmento de lo universal» (Claude Prévost).