24/06/2024
Empieza a leer 'Mecánica popular' de Pedro Juan Gutiérrez
Es una gran suerte
no saber del todo
en qué mundo se vive
WISŁAWA SZYMBORSKA
El hombre es como un suspiro,
su vida pasa como una sombra.
Salmos 144:4
NOTA DEL AUTOR
Estos relatos se refieren a situaciones y personas reales. Los lugares ya se transformaron y las personas no están. Se desarrollan en Matanzas, Pinar del Río y La Habana, Cuba, en las décadas de 1950, 1960 y 1970. Los cambios radicales y vertiginosos que se produjeron en Cuba en esos años trastornaron las vidas de todos, para bien o para mal.
UNA VOZ RADIOFÓNICA
Nancy organizó fácilmente su pequeño negocio. En un pedazo de cartón escribió:
NANCY – PELUQUERÍA
Colgó el aviso en la reja de la ventana que da a la calle. Instaló todo en la sala de su casa. Un viejo caserón, grandísimo, donde solo vivían ella y Andrés, su marido. Nunca tuvieron hijos. Dos horas después de colocar el anuncio llegó su primera clienta. Le dio un champú, un corte de puntas y un tinte castaño. La mujer le preguntó si también arreglaba uñas. Y ella ni lo pensó. Escribió en otro pedazo de cartón:
Y PINTO UÑAS
También lo colgó en la reja. Ese día solo una clienta. Al día siguiente tres. Enseguida corrió el comentario entre las mujeres del barrio: «Nancy trabaja bien y no es carera». Y al cuarto día puso el tercer letrero:
PIDA TURNO
TELÉFONO: 42 820 546
Nancy trabaja en silencio. Las mujeres siempre hablan en la peluquería mientras esperan. Algunas no paran. Hablan incesantemente. Hablan bien o mal, enjuician, argumentan, ofenden, ensalzan, emiten criterios. Pero cuando le preguntaban a Nancy, ella respondía con su voz melodiosa, lenta y distraída: «No sé. Yo ni conozco a esa gente». Y pensaba: «No quiero enredos en mi vida. Son muy enredadoras». Y se concentraba más en su trabajo.
Nancy y Andrés trabajaron durante años en una emisora de radio. Eran actores en radionovelas. A Nancy le costaba entrar en situación con sus personajes. No los incorporaba. Mantenía una distancia que enfriaba demasiado. No podía desdoblarse y siempre era Nancy. Es decir, era una actriz pésima, por decirlo rápido, y solo le daban papeles pequeños e insignificantes. A ella no le inquietaba esta situación. Vivía al día. Nunca se preocupaba por las consecuencias de lo que sucede hoy.
Era una mujer tranquila y apacible. Tenía un cuerpo muy atractivo, de acuerdo al canon de belleza tropical: cintura estrecha, caderas amplias, culo duro y prominente, pechos abundantes y hermosos y un rostro bonito con una mirada dulce, un poco melancólica. Su pelo negro y sedoso le llegaba hasta la cintura, casi siempre recogido en una trenza gruesa. Parecía una gitana. Sonreía levemente y hablaba en voz baja y educada. Nunca se alteraba y daba la impresión de que vivía aparte de todo, como si flotara en una nube.
Después de quince años de trabajo sosegado y rutinario, un día avisaron que cada actor tendría que pasar exámenes teóricos y prácticos. Solo los que aprobaran quedarían en activo. Los desaprobados perderían el trabajo. Una comisión nacional, integrada por actores sobresalientes, visitaría cada emisora de radio del país para hacer las pruebas. Además, se establecían las categorías A, B y C, según la puntuación que obtuvieran en los exámenes. Los salarios se ajustarían de acuerdo con estas clasificaciones.
Disponían de tres meses para prepararse. La comisión nacional, en un gesto de buena voluntad, envió a cada emisora de radio una guía de los temas que debían aprender para el examen teórico, que era el más difícil. Y además un resumen sintetizado para estudiar cada tema. Esto facilitó aprender solo lo que preguntarían en el examen teórico. El práctico consistiría simplemente en interpretar un personaje en una radionovela cualquiera, durante diez minutos, ante los miembros de la comisión.
Llegó el día de las pruebas. En el examen práctico Nancy recibió apenas treinta puntos de cien posibles. Y en el teórico contestó mal todas las preguntas. Por ejemplo: «¿Cuál es el concepto básico del método Stanislavski?». Repuesta: «No recuerdo bien, pero es muy importante». «¿Quién es el autor de Hamlet?» Respuesta: «Brézhnev».
Los miembros de la comisión, con dolor porque no querían dejarla sin trabajo, tuvieron que declararla «No apta».
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