24/02/2023
Empieza a leer 'Todo Messi y más' de Jordi Puntí
Qué lindo sería ser cinco segundos él, para ver qué sensación.
JAVIER MASCHERANO
A veces me pregunto si Messi es humano.
THIERRY HENRY
El mejor jugador del mundo es Messi. El segundo mejor jugador del mundo es Messi lesionado.
JORGE VALDANO
Sir Isaac Newton nos mira desde allí arriba y dice: «Yo estaba equivocado y Messi tiene razón. Él desafía la gravedad».
RAY HUDSON
El éxito del Barça siempre dependió de la felicidad de Messi.
RAMON BESA
PREÁMBULO DE CALENTAMIENTO
Si has empezado a leer estas páginas, es probable que sientas admiración e incluso devoción por Leo Messi, y que por tanto vieras la semifinal del Mundial de Qatar 2022, entre Argentina y Croacia. Ahora quiero recordar una jugada importante. En el minuto 69, cuando los argentinos ya ganaban 2-0 y tenían el partido de cara, Messi recibió un balón en el centro del campo, junto a la banda. Seguro que te acuerdas, lector: el 10 avanzó directo hacia portería, perseguido todo el rato por el espléndido defensa Gvardiol; al llegar al área le regateó y engañó con el cuerpo un par de veces para hacerse sitio, y cuando llegó a la línea de fondo, centró atrás para que Julián Álvarez anotara el 3-0 definitivo. Fueron doce segundos de movimientos ligeros y al mismo tiempo al límite del esfuerzo, y muchos periodistas comentaron que aquella era la jugada del Mundial y Messi ya había dejado su huella en el campeonato.
Algunos quisieron compararle, por aproximación, con la jugada majestuosa de Maradona contra Inglaterra en México 86, pero yo lo encuentro excesivo. Otros revivieron enseguida el gol maradoniano que Messi se inventó ante el Getafe en 2007, pero también este fue más extraordinario que el lance ante Croacia. A mí me recordó otro gol de antología: ese que Messi logró en la final de la Copa del Rey ante el Athletic Club en 2015. Con una variante: si bien ese día trenzó toda la jugada también en doce segundos, llevó el último regate –o gambeta, como lo llaman los argentinos– hacia dentro y encontró espacio para chutar; contra Croacia, en cambio, el regate le salió hacia fuera y, demasiado escorado, tuvo que centrarla con precisión para que Álvarez acabara de dignificar tan preciosa jugada.
He aquí una de las virtudes de los jugadores inventivos como Messi: sus acciones en el campo, sus goles, resuenan en el pasado; a menudo son versiones y variaciones de otros momentos que ya habíamos vivido –protagonizadas por ellos mismos o por otros futbolistas– y nos hacen viajar en el tiempo, revivir emociones que guardábamos como un tesoro en la memoria futbolística. En el caso de la jugada contra Croacia, además, el recuerdo nos permite celebrar algo más: que combina al Barça y la selección de Argentina, los dos grandes escenarios donde le hemos visto realizar las mejores actuaciones.
Por la misma razón, podemos decir que este libro es y no es el mismo que publiqué en la primavera de 2018, Todo Messi. O dicho de otra forma: es Todo Messi y más. Me acojo a la proclama feliz de Joaquim Maria Puyal cuando retransmitía los partidos del Barça en Catalunya Ràdio y celebraba esos días en que el jugador argentino no tenía freno –«i més, i més, i més, i més...», decía, jugando con la similitud de las palabras–, porque me ayuda a definir la cambiante naturaleza de estas páginas, su evolución. Es y no es. Son y no son.
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