16/04/2020
Alejandro Zambra contesta a los lectores
Alejandro Zambra vuelve en grande a la novela con Poeta chileno, un magnífico libro sobre familias hechizas, poetas y poetastros. Una hermosa, desenfadada y seriamente divertida declaración de amor a la poesía. Agradecemos la disposición del autor de contestar las preguntas que los lectores habéis hecho en nuestras redes sociales:
- ¿Cuál fue el mayor desafío en escribir esta novela mucho más larga que las anteriores?
No me propuse escribir una novela larga, la verdad. Tenía una idea de su magnitud y presentía que sería un libro más largo que los anteriores míos, pero tampoco es que pensara mucho en eso. Me gustaba, eso sí, la idea de que la novela se generara en la intersección de dos relatos virtualmente independientes. Igual me sorprendí cuando me la mandaron diseñada y caché que tenía más de cuatrocientas páginas...
¿Te ves reflejado en alguno de los personajes de Poeta chileno?
En todos. Gonzalo es el más cercano a mí, pero en varios sentidos es alguien muy distinto. Si yo no me hubiera dedicado a escribir nos pareceríamos más, aunque en ese caso no nos pareceríamos nada, porque él no existiría... Me siento cerca de Gonzalo y de Carla, aunque mis personajes favoritos de la novela son Vicente y Pru. Hay unos personajes súper secundarios que me caen muy bien, como Javiera Villablanca o Aurelia Bala o el poeta sin nombre. Y los que me caen mal igual me caen bien.
- A través de los personajes de Poeta chileno haces crítica a algunas clases sociales de Chile, pero también hablas sobre la masculinidad, el machismo en el mundo cultural. ¿Qué te motivó a hablar de estos temas?
Sería difícil no hablar de esos temas, porque en mi formación hay varios mitos caricaturescamente masculinos que ya no funcionan del todo. Nos criamos en el culto al poeta-alfa y aunque todo sigue siendo machista y maniqueo nos hemos venido "desnerudizando", por así decirlo. Creo que la comunidad literaria, que tiene tan mala fama, es considerablemente más autocrítica y por lo tanto más desafiante y atractiva que otros "submundos", lo que no significa que sea un mundo mejor pero tal vez sí un poco, solo un poco, menos horrible.
- ¿Por qué en tus últimos dos libros las portadas son de gatos?
Me pregunto más bien por qué hay libros míos en cuyas portadas NO aparecen gatos... Bueno, la elección de un gato para la portada de No leer fue más bien azarosa. La portada de Poeta chileno es harto más intencional, porque aparece la gata Oscuridad, que es un personaje importante de la novela. Nos gustó también cómo rimaba o disonaba esa imagen felina con el título de la novela.
- Poeta chileno es el primer libro de tu obra que se vuelve directamente hacia la poesía, que fue el género con el que diste tus primeros pasos como escritor. ¿Te queda ese mundo aún cercano? ¿En qué medida te has mantenido vinculado a él todo este tiempo? Además de en lo temático, ¿ha influido la poesía en la dimensión estilística de este o algún otro de tus libros?
Sí a todo, aunque creo que los géneros literarios son como ropa, como camisas que te pones y siempre en un principio te quedan mal, pero de a poco, con los días, toman la forma de tu cuerpo. Me impresiona que se hable tanto de géneros literarios, así, en abstracto, yo creo más bien en el género fluido. La poesía, en todo caso, sí influyó mucho en mi manera de acercarme al relato, a la narración. Mi idea de la primera persona, por ejemplo, viene más de la poesía que de la novela. Yo creo que, como lectores, las preguntas que le hacemos a un poema o a una novela son exactamente las mismas. Hay quizás diferencias de intensidad, de proximidad con la música, un poema breve está hecho para ser repetido mil veces, pero una novela también debería aspirar a eso.
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