Álvaro Enrigue (México, 1969) ganó el Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz en 1996 con La muerte de un instalador. En Anagrama ha publicado Hipotermia: «Relatos de gran altura y fascinante originalidad» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «No es uno de esos falsos libros de cuentos que circulan por ahí disfrazados de novelas, pero tampoco una novela convencional; es un libro anfibio por naturaleza» (Guadalupe Nettel, Lateral); Vidas perpendiculares: «Excelente novela... Creo que la estrategia narrativa de este inteligentísimo autor culmina en unas páginas de un poder arrasante» (Carlos Fuentes); Decencia: «Actualiza las novelas mexicanas de la Revolución y les devuelve una ambición no exenta de ironía y desencanto» (Patricio Pron, El País); «Una escritura que apunta a Jorge Luis Borges, a Roberto Bolaño, a Malcolm Lowry y a Carlos Fuentes, aunque la región de Enrigue nada tenga de transparente» (Mónica Maristain, Página/12); Muerte súbita (Premio Herralde de Novela 2013): «Espléndida novela para tiempos de crisis» (Jesús Ferrer, La Razón); «Una novela a la altura de su desmesurada ambición. Se le exige mucho al lector y, como compensación, se le da lo mucho que promete» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Es posible que sea también un divertimento histórico sobre hechos contados muy libremente y un ensayo ficción sobre en qué cosa se puede convertir algo tan moldeable como es la novela» (Ricardo Baixeras, El Periódico);Ahora me rindo y eso es todo: «Una obra ambiciosa, en la que se mezclan géneros diversos... Una novela total» (Diego Gándara, La Razón); «Una ambiciosa novela total» (Matías Néspolo, El Mundo); «A García Márquez y Carlos Fuentes les hubiera gustado este exuberante alumbramiento de fantasía, exploración y conocimiento» (Tino Pertierra, Mercurio), y el ensayo Valiente clase media. Dinero, letras y cursilería.
Fotografía: © Ahmed Gaber.