Jorge Martínez Reverte da, en Una vida de héroe, una sutilísima vuelta de tuerca a la novela de acción con investigador protagonista, género cultivado con éxito en la popular serie de Gálvez (Demasiado para Gálvez y Gálvez en Euskadi). Aquí, el detective es un aficionado y, además, se trata de investigar su propio caso, con lo que el resultado es previsiblemente nefasto.

Fernando, una especie de yuppie en crisis, viola los diarios de Elena, su esposa, y trama toda clase de artimañas utilizando la información tan suciamente obtenida. Fernando piensa tanto que no advierte su error de partida: es como un viejo cómico melancólico atrapado en un trepidante vodevil interior, en el que acaba complicando a todos los que le rodean. 

Con el estilo denodadamente ágil que le caracteriza, Reverte capta momentos de humor fino en la peripecia de este héroe obstinado, devorado por monstruos tan poco finos como los de los celos, el ridículo y el tedio. El lector, en fin, acabará enterneciéndose con la aciaga ficción sentimental de Fernando, y antes de llegar a eso se habrá divertido mucho con ella.