Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo

Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo

Un libro perspicaz sobre el fastidio de envejecer y la aceptación de la muerte, pero también una celebración de los placeres de la vida.

Oscar Tusquets estaba escribiendo un libro «sobre el coñazo de envejecer y la aceptación de morir» cuando estalló la pandemia y, claro, no pudo resistir la tentación de incluir ahí algunas de sus reflexiones, siempre perspicaces y políticamente incorrectas, sobre la obsesión por prohibir de los gobiernos, sobre el atentado estético de las mascarillas, contra las teorías conspirativas de quienes sostienen que el virus se creó en un laboratorio o contra los apocalípticos y buenistas discursos ecologistas.

Tras llegar a la conclusión de que de la pandemia saldremos más tontos, volvemos al tema del libro, un «panfleto riguroso pero desenfadado de un superviviente» a punto de cumplir los ochenta. Un superviviente que se lanza a un ágil recorrido autobiográfico al ritmo de «me acuerdo de...»–como en el I remember de Joe Brainard y el Je me souviens de Perec– y por ahí asoma desde una Barcelona ya desaparecida hasta el primer encuentro con Dalí, con Amanda Lear de fondo, pasando por un temprano viaje a Italia lleno de peripecias o por evocaciones del mundillo de los arquitectos barceloneses.

Siguen agudas y no siempre cómodas reflexiones sobre el envejecimiento, sobre sus renuncias (los sentidos que van fallando, el declinar del sexo, los amigos que se van...) y el necesario aprender a morir, con cavilaciones sobre la eutanasia o el macabro negocio del cáncer en las clínicas privadas de Estados Unidos.

Sin embargo, como no podía ser de otro modo en un vitalista nato como Tusquets, el libro termina con una celebración de la vida: «Mientras nos quede algo de tiempo y un mínimo de salud no renunciemos al placer de conversar con un sabio, a la belleza de personas y obras, a risas con amigos, a acariciar un perro, a la sombra de una pérgola emparrada, a un sorbo de Chateau d’Yquem, una lonja de Joselito, un melocotón de viña... a surcar Nuestro Mar a vela.»

«Un escritor de criterio independiente, que nada contracorriente, desinhibido y refractario a cualquier vigencia, capilla o corrección política. En suma, un soplo de aire fresco» (Llàtzer Moix, La Vanguardia).

«Tusquets derrocha inteligencia, elegancia y capacidad de observación» (Rogelio Ruiz Fernández, La Nueva España).

«Cada una de sus frases despliega ideas sagaces y sugestivas, osadías certeras, inspiraciones hondas, bellas y luminosas sacudidas» (Víctor-M. Amela, La Vanguardia).

 
Oscar Tusquets Blanca

Oscar Tusquets Blanca

Oscar Tusquets Blanca (Barcelona, 1941) estudió Be­llas Artes y Arquitectura y es arquitecto, diseñador, pintor y escritor. Por su trayectoria profesional ha re­cibido numerosos premios, entre ellos el Premio Na­cional de Diseño, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y la insignia de Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres. Tiene, además, dos premios Ciu­tat de Barcelona y varios FAD de Arquitectura y Del­tas de Diseño. En 1994 se reveló como ensayista con Más que discutible y es autor de los libros Anna, Dalí y otros amigos, Réquiem por la escalera, Amables personajes y Pasando a limpio, así como de L’escalier, publicado en Francia y en el Reino Unido, y de Tiem­pos que fueron, unas memorias de infancia escritas a cuatro manos con su hermana Esther Tusquets. En Anagrama ha publicado Todo es comparable, Dios lo ve y Contra la desnudez.

Fotografía © Eva Blanch.


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