Cómo detener el tiempo es el primer libro que examina la heroína en relación con nuestra sociedad cínica y posconsumista, y también el primero en explicar la profunda nostalgia que nos lleva a la adicción y que impregna nuestra época. Ann Marlowe entreteje su propia historia -fue yonqui durante siete años-con aforismos y análisis, y no nos ahorra detalle en su exploración de su obsesión, y de la obsesión de la sociedad, por la adicción a la heroína. Este libro no es una «glamourización» de la drogadicción, ni una fábula aleccionadora sobre el irresistible poder de la droga, ni tampoco unas tópicas memorias sobre la degradación y el éxtasis. Marlowe, por el contrario, investiga bajo la superficie de la adicción, nos ofrece intuiciones sobrecogedoras sobre la naturaleza de la nostalgia y el gusto por la experiencia predecible, sobre el deseo de afirmarnos a nosotros mismos por medio del riesgo, y también da testimonio sobre una infancia de barrio y sobre su esfuerzo por rehacerse a sí misma.

Un libro de crítica cultural disfrazado de memorias sobre la heroína, disfrazadas a su vez de diccionario, Cómo detener el tiempo examina la sociedad norteamericana a través de la lente del consumo de heroína.

«Bien diseñado, elegante y ferozmente sutil. Marlowe es la drogadicta más dotada que ha producido Harvard desde el difunto Timothy Leary» (Jerry Stahl).

«Un libro impresionante, sobre todo por su tranquilidad y su notable calma y comedimiento, después de una experiencia tan aterradora» (P. Fitzgerald).

«Ann Marlowe ha escrito unas memorias muy austeras, un análisis apasionado que no se arrepiente ni pide disculpas por nada, en una época como la actual en que continuamente se nos pide que confesemos nuestros pecados para purificar nuestras almas» (Greil Marcus).

«Habrá personas que lean este libro y piensen que es peligroso debido a su sabiduría y a su carencia de histeria, o porque no es el testamento de una víctima, o una historia de supervivencia o destrucción. Es, sencillamente, unas memorias y una guía como no he leído jamás otra igual. No hace proselitismo a favor de las drogas y sí es muy ético» (Bret Easton Ellis).

«Ann Marlowe es una meticulosa enciclopedista de la farmacopea, una fría analista de las locuras de la juventud, una incansable ensayista moral y una poeta en secreto. Mientras desciende por nuestra garganta, su libro nos quema, y continúa quemando en la memoria» (Luc Sante).