Corre el año 1939 y Easy Rawlins tiene diecinueve años, vive en Houston, Texas, y está buscando su camino en el mundo. Son tiempos duros para los jóvenes negros y su amigo Raymond Alexander, más conocido como Mouse, aparece un día en su vida, pidiéndole un favor. Mouse va a casarse con la codiciada EttaMae, pero está sin blanca y quiere que Easy lo acompañe a Pariah, a pedirle a su padrastro un dinero que según él le pertenece porque es la herencia de su madre muerta. Mouse es peligroso; allí donde va deja un rastro de cadáveres, y es mejor no asociarse con él. Easy lo sabe, pero en una ocasión su amigo le salvó la vida y además él ha pasado una noche loca con la codiciada EttaMae, y las deudas se pagan. Pero lo que Easy Rawlins no puede prever es que aquel viaje será un descenso al infernal corazón de los pantanos del Sur, a un tenebroso mundo de vudú, sexo, venganza y muerte que marcará para siempre su entrada a la madurez.

La sexta novela protagonizada por Easy Rawlins es cronológicamente la primera, la historia de la juventud de uno de los más atractivos antihéroes literarios de los últimos años, y no es sólo una espléndida novela policiaca, sino también el lírico, terrible, vigoroso relato de una iniciación a la vida.

«Una novela magnífica, uno de esos libros que harán que el lector corra a comprar todas las obras anteriores de su autor. Easy Rawlins es ya un clásico de nuestro tiempo; un personaje complejo, de muchas piezas; un hombre ético torturado por lealtades peligrosas, que carga con el peso de sus malas amistades» (Robert McCrum, The Observer).

«La historia del joven Easy, que comienza a luchar para escapar de la pobreza y la violencia del profundo Sur es magnífica por sí misma, pero para los que hemos leído la serie de novelas de este peculiar detective, De pesca nos ofrece además una valiosísima ventana para atisbar el pasado de un muy buen amigo» (Booklist).

«La primera novela de Walter Mosley, publicada ahora, es una obra notable, tensa, trepidante, de una sorprendente madurez. Los pantanos, las pequeñas poblaciones de los negros de Texas son recreados con una precisión y una atmósfera perfectas, y sus habitantes cobran vida ante nuestra mirada» (Stephen Amidon, The Sunday Times).