El hombre invadido
El hombre invadido

El hombre invadido

Este libro de Gesualdo Bufalino, después de dos novelas memorables, Perorata del apestado y Argos el ciego, recoge una veintena de relatos bastante distantes entre sí por lugar, época, humor y ocasión, pero ligados por un hilo común, casi como cantos de un poema narrativo o capítulos de una novela. De una novela histórica, si se quiere, a partir del momento en que los héroes de estas fábulas o «moralidades legendarias» son frecuentemente personajes históricos (de Baudelaire a Ferdinando I, de Georgias a Jack el Destripador) o parahistóricos (Noé, Eurídice, Giufà...), atrapados en un equilibrio entre sofisma y pasión, cábala y realidad; inscritos, cada uno de ellos, en el desfiladero del propio siglo (desde los orígenes del mundo a una segunda y supuesta hecatombe atómica, después del milenio...), y no sin que un aire de milagro irónico y triste acompañe cada uno de sus gestos y palabras.

En El hombre invadido se convocan los temas habituales y predilectos del autor: los hechizos y los fraudes de la memoria, la oscura y amenazadora fuerza de los libros, la trama de muerte y amor, la inverosimilitud y, al mismo tiempo, la terrible belleza de vivir, el dificultoso, tal vez prohibido, monólogo-diálogo con lo invisible. Todo ello en un estilo de extremada elegancia, a la que una pátina de antigüedad espera conferir, como a las piedras el tiempo, un dorado fulgor.

ISBN978-84-339-3140-5
EAN9788433931405
PVP CON IVA7.80 €
NÚM. DE PÁGINAS158
COLECCIÓNPanorama de narrativas
CÓDIGOPN 140
TRADUCCIÓNJoaquín Jordá
PUBLICACIÓN01/09/1988
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Gesualdo Bufalino

Gesualdo Bufalino

Gesualdo Bufalino (Comiso, Sicilia, 1920-1996) estudió literatura en Catania y Palermo. En 1942 fue llamado a filas; capturado en 1943 por los alemanes, logró fugarse. Tuvo que hospitalizarse en 1944; en 1946 abandonó el sanatorio de la Conca d'Oro,en Palermo. Desde entonces hasta su jubilación, en 1976, fue profesor de instituto en Sicilia. Totalmente apartado del mundo literario, fue "descubierto" por su instrucción a un volumen de fotografías de Comiso; a partir de entonces fue acosado por la editorial siciliana Sellerio para que les pasara algún "manuscrito del cajón". Tras muchas reticencias, entregó Perorata del apestado, que se convirtió inmediatamente en el "caso literario" de 1981, por el que obtuvo el prestigioso Premio Campiello, otorgado por un jurado de 300 lectores a la mejor obra editada en 1981, y se convirtió en uno de los bestsellers del año, a pesar de sus exigentes características.


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