Edward Manners, un joven británico en busca de aires nuevos, llega a una pequeña ciudad flamenca para dar clases de inglés y no tarda en quedar prendado de uno de sus alumnos, Luc Altidore, un enigmático chico de diecisiete años al que acaban de expulsar de la escuela.

Mientras en Inglaterra un antiguo amante muere de sida, en la pequeña ciudad flamenca Edward conoce a una serie de peculiares personajes: Cherif, un marroquí nacido en París que frecuenta el bar gay de la localidad; el excéntrico Matt, que vende material pornográfico y ropa íntima usada, y Paul Echevin, padre de otro de sus alumnos y director del museo local, quien lo introduce en el tortuoso mundo de Edgard Orst, un pintor simbolista fallecido durante la ocupación nazi, que vivió una arrebatada pasión por una famosa actriz y que pintó impactantes trípticos.

Y como un tríptico está estructurada esta novela en la que Hollinghurst demuestra su talento para entremezclar lo refinado y lo sórdido, y para ahondar en los entresijos del deseo y las pasiones, combinando magistralmente tragedia y humor.

La estrella de la guarda fue finalista y, según muchos críticos, «vencedora moral» del Premio Booker, que finalmente no se le concedió por lo explícito de algunas escenas que al parecer escandalizaron al jurado.

«Una de las más importantes novelas inglesas que se han publicado en los últimos diez años» (James Wood, The Guardian).

«Una novela de prosa elegante y precisa, medida progresión narrativa y elaborada estructura» (Jonathan Coe, The Mail).

«Uno de los pocos libros satisfactorios sobre las relaciones entre el arte y la vida, y los secretos que ambos se ocultan mutuamente» (Nicholson Baker, London Review of Books).

«Una novela hermosamente escrita y perversamente romántica... Una elocuente refutación de la teoría de que la promiscuidad sexual es incompatible con el amor romántico» (L. Hughes-Hallett, The Sunday Times).

«La estrella de la guarda puede leerse como una versión en miniatura de En busca del tiempo perdido. O una versión expandida de Muerte en Venecia. O como una Lolita homosexual... Una novela con un entramado tan sofisticado como el de un tapiz flamenco. Ésa es una de las razones por las que su lectura proporciona un inmenso placer; las otras son su humor y su poesía, manejados ambos con una sorprendente sensibilidad y precisión» (Gabriele Annan, The New York Review of Books).