06/09/2023
Empieza a leer 'Anne-Marie La Bella' de Yasmina Reza

 

Soy de Saint-Sourd-en-Ger, señora, una región en donde no nos quedamos tumbados

En Saint-Sourd, cuando yo era niña, estaban los pozos de carbón y la Compañía Teatral de Prosper Ginot

Veíamos pasar por el pueblo a los actores de la Comédie de Saint-Sourd. Andaban solos o en parejas por allí. Sobre todo los domingos, porque había mercado

Siempre me supe sus nombres

Los murmuraba para mis adentros

Armand Cheval, Prosper Ginot, Madeleine Puglierin, Désiré Guelde, Georgia Glazer, Odette Ordonneau

Los reconocía a todos

...

Casi doy saltitos

Sí...

¿Después de incinerarme meterán la prótesis de titanio en la urna? Me pregunté

Los que saben, señora, dicen que el alma sale de golpe del cuerpo y que te ves

Te ves descender bajo tierra hacia el confinamiento

Y por eso yo digo: incineración

Mire, yo he tenido una vida feliz

La rodilla entera la tengo de titanio, no me dejaron más que la rótula

El médico dijo: ha quedado usted casi como nueva, puede prescindir del bastón de vez en cuando

¡Que desaparezca inmediatamente!

El bastón para mí representa la poliomielitis

Los niños deformados con su pata chula, que pasan rozando los muros de Saint-Sourd. Toda la infancia he vivido con el terror de la poliomielitis

Al más mínimo dolor, tenía la polio. También cáncer o meningitis. Pero sobre todo polio

Jamás me habría dejado ver con el bastón.

¿O es que a usted le gustaría que la recibiese en pantuflas?

Unas furlane

Unas furlane venecianas, tengo unas amarillas también

Mientras vivió mi marido se estuvieron marchitando dentro del armario

Me decía que parecía un cubo

Con el bastón me organicé un pequeño circuito, discreto, con sitios donde sentarme, en dirección a Picard y el Monoprix

Y el peluquero para teñirme

Me sentaba donde el panadero, que tenía salón de té. Me sentaba en la farmacia, donde me tienen cariño. En Picard, donde todos me adoran. Contaba con la parada del 84. Y el asiento vacío de una cajera del Monoprix

Son tres para cinco cajas. Me conocen

En el Monoprix tengo a un pequeño evangelista de Madagascar encantado conmigo. Se llama Victor. Es reponedor. Siempre que busco alguna cosa me la encuentra

El vigilante también, es tonto pero amable. Me alcanza chismes a los que yo no llego. Todavía no he recuperado del todo la flexión. Colocan el abrillantador de cobre por debajo de la estantería porque no tienen sitio

No es muy grande ese Monoprix

Ahí me conocen

El médico nuevo dijo: está usted como nueva, puede olvidarse del bastón

Ya está guardado, amigo mío

Me encontró la tensión un poco alta

Le dije: ¿doctor cómo es que tengo la tensión alta si nunca he tenido la tensión alta? Él me dijo: pues va como va. Un día no tenemos nada y al siguiente lo tenemos

Yo dije: ¡caray, qué poca gracia me hace esta filosofía! Esa nunca fue la filosofía del doctor Olbrecht

Echo de menos a Olbrecht. Hacía treinta años que nos conocíamos

Venía a aplaudirme

Atendía también a mi marido y a mi hijo

Al llegar a cierta edad, la gente se pone de acuerdo para marcharse. Gente que se supone que iba a velar por nosotros hasta el final. El médico, el agente artístico, el marido, los Storm vecinos míos

La primera vez, la vi bajo el vano, tendida sobre un sofá con su melena

Llegaba yo del norte, venía a la capital para una audición en el teatro de Clichy

Vi la melena cayendo de su cabeza inclinada, al fondo de la sala. Fumaba

Alguien me dijo: esa es Giselle Fayolle

Pensé que era importante, aunque por esa época no era nadie. Nadie en absoluto

De todas formas para mí una chica que tenía un camerino en París era importante

Nos conocimos en Berenice

Yo hacía de su confidente

En la vida real también compadecía a sus amantes

Ella vivía en la rue Émile Augier, yo tenía una habitación en la rue des Rondeaux, que ella no pisó nunca

Cuando volvimos a vernos, cuarenta años más tarde, también era yo quien se desplazaba

A fin de cuentas, Giselle tenía problemas intestinales, yo una rodilla jodida

Íbamos al restaurante de vez en cuando. O bien iba yo a su casa en la rue de Courcelles

Incluso me quedé a dormir una noche que se sentía sola

Siempre era yo quien se desplazaba

Después de operarme no nos volvimos a ver. Se acabaron las excursiones

Verla aparecer en blanco y negro me ha dejado pasmada, señora, desde luego

El blanco y negro de las revistas es la tumba

Conocíamos esa foto en color

El azul purpurina casi hasta las sienes

Corría el rumor, por aquella época, de que era la amante de Alain Delon

Y a lo mejor de Ingmar Bergman

Pero claro, son rumores

Estás en la pedicura, pasas una página pensando en frivolidades y te topas con Gigi Fayolle en blanco y negro

Los demás desaparecidos de debajo no tienen foto

* * *

Traducción de Rubén Martín Giráldez

* * *

Anne-Marie La Bella

 

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