12/06/2023
Empieza a leer 'Los Grope' de Tom Sharpe

 

Una de las circunstancias más sorprendentes de la Vieja Inglaterra es que todavía se encuentran familias que viven en las casas que sus antepasados construyeron siglos atrás y en terrenos que han pertenecido a ellas desde antes de la conquista normanda. Los Grope de Grope Hall son una de esas familias.

Los Grope no eran ricos ni tenían título, y nunca habían despertado la envidia de sus vecinos, más poderosos e influyentes; se mantenían al margen, cultivaban los campos que todavía llevaban los mismos nombres que en el siglo XII, y se ocupaban de sus asuntos sin interesarse lo más mínimo por la política, la religión ni nada que pudiera causarles problemas. En la mayoría de los casos, eso no se debía a una estrategia deliberada. Al contrario: tenía que ver con la inercia y con su tendencia natural a no cargar con vástagos hábiles y ambiciosos.

Los Grope de Grope Hall son oriundos del condado de Northumberland. Aseguran que pueden trazar su árbol genealógico hasta un vikingo danés, un tal Awgard el Pálido; la travesía por el Mar del Norte lo había mareado tanto que abandonó a su destacamento de asalto mientras éste saqueaba el convento de Elnmouth. En lugar de violar monjas, como era su deber, se arrojó en brazos de una sirvienta a la que encontró en la panadería y que estaba tratando de decidir si quería que la violaran o no. Como no era en absoluto hermosa y ya la habían rechazado dos veces otros destacamentos de asalto vikingos, Ursula Grope se alegró muchísimo de que la hubiera elegido el apuesto Awgard y, de la horrenda orgía que tenía lugar en el convento saqueado, se lo llevó al aislado valle de Mosedale y a la cabaña con tejado de turba donde había nacido. El regreso de la hija a la que confiaba no volver a ver jamás –y acompañada del enorme Awgard el Pálido– aterrorizó tanto al padre de la mujer, un sencillo porquero, que éste no esperó a averiguar las verdaderas intenciones del vikingo, sino que salió por piernas, y la última vez que alguien lo vio estaba cerca de York vendiendo castañas asadas. Ya que había salvado a Awgard de los horrores del viaje de regreso a Dinamarca, Ursula insistió en que él salvara su honor de monja no violada y cumpliera su deber con ella. Y así es como, según cuentan, nació la Casa de Grope.

Awgard adoptó el apellido Grope, y tan alarmados estaban los escasos habitantes de Mosedale por su corpulencia y su tremenda melancolía que Ursula, que por entonces ya era la señora Grope, pudo, con el tiempo, tomar posesión de sus cientos de hectáreas de páramos deshabitados y, finalmente, establecer la dinastía Grope.

Con el paso de los siglos, la leyenda familiar y el oscuro secreto de sus orígenes favorecieron que las generaciones venideras de los Grope procuraran pasar desapercibidas. Aunque no habría hecho falta que se hubieran tomado la molestia. La propensión a la melancolía y la aversión a viajar que tanto ha bían aquejado a Awgard continuó en la sangre de los Grope.

Pero eran las mujeres de la familia quienes ejercían una influencia más profunda. El hecho de que los vikingos, que normalmente no eran muy escrupulosos a la hora de elegir a sus víctimas, la hubiesen rechazado dos veces por no considerarla digna de ser violada, había dejado una clara huella psicológica en la Madre Fundadora. Había logrado amarrar a Awgard y estaba decidida a no soltarlo. También estaba decidida a conservar los cientos de hectáreas que el lúgubre aspecto y la peligrosa reputación de su cónyuge le habían procurado. El hecho de que el vikingo fuera, en realidad, un desertor y que le tuviera pánico al mar facilitaba ambas tareas. Awgard no salía nunca de su casa, y hasta se negaba a ir al mercado de Brithbury y a la feria anual de castración de cerdos y a los combates de lucha en el barro de Wellwark Fell. Eran su esposa y sus hijas quienes tenían que regatear en el mercado, y quienes participaban en las sospechosas actividades de la feria.

Como las hijas habían heredado la corpulencia y la fuerza de su padre, además del cabello pelirrojo, y como esas características estaban combinadas con el aspecto poco atractivo y la determinación de su madre, el resultado de esos combates de lucha en el barro era siempre previsible. En eso, como en todos los asuntos en que participaban las mujeres Grope, prevalecía la ascendencia femenina. Es más, mientras que en las otras familias el hijo mayor era el que heredaba la propiedad, en la familia Grope la heredera era la hija mayor.

* * *

Traducción de Gemma Rovira

* * *

Los Grope

 

Descubre más sobre Los Grope de Tom Sharpe aquí.


COMPARTE EN:

Suscríbete

¿Te gustaría recibir nuestro boletín de novedades y estar al día con los eventos que realizamos? Suscríbete a nuestra Newsletter.