24/02/2023
Empieza a leer 'Relatos autobiográficos' de Thomas Bernhard
PRÓLOGO
En diciembre de 1981 escribí en la revista Quimera una reseña del libro Sí, segundo de Thomas Bernhard publicado en España. En ella decía: «Y en lo que se refiere a la prodigiosa autobiografía antes mencionada..., he intentado vanamente convencer a un par de editoriales de la absoluta irremisibilidad de su publicación. Les he dicho que, en su género, solo la obra de Jünger, de Frisch o de Canetti pueden comparársele, que se trata de un simple deber histórico, pero no he podido convencerlas. Allá ellas con su conciencia.»
Jorge Herralde, director de Anagrama, recogió el guante.
Con la aparición en 1983 de El origen, primero de sus cinco libros autobiográficos, comenzó realmente la incorporación de Bernhard a la literatura publicada en español, una literatura que no volvería a ser la misma. Hasta entonces Bernhard había sido un autor para un puñado de lectores amigos que se transmitían fervorosamente su nombre. Antes de acabar los ochenta, Bernhard era ya en España un escritor indiscutido (o, mucho mejor: discutido) y la crítica pudo hablar de toda una generación de «hijos de Thomas Bernhard»... Unos hijos que pronto tendrían hermanos en América Latina. Había ocurrido lo que ocurrió unos años antes en Austria, donde Ingeborg Bachmann, al conocer la prosa de Bernhard, escribió en 1969: «Durante todos estos años nos hemos preguntado qué aspecto tendría lo Nuevo.[...] Aquí está lo Nuevo.»
En Alemania y Austria, la presunta autobiografía de Bernhard ayudó a comprender muchas cosas sobre un escritor hasta entonces mal conocido y supuestamente maldito: una especie de ermitaño que vivía en una casa aldeana construida con sus propias manos, no concedía entrevistas y del que casi no había fotos... Ni siquiera su familia parecía saber gran cosa de él, salvo que era muy extraño. Aquellos cinco libros comenzaron a servir de base a una inmensa bibliografía bernhardiana que hoy desborda ya todo lo imaginable.
Sin embargo... entra en escena Louis Huguet, profesor de la Universidad de Perpiñán, que en 1991, para escribir un estudio psicoanalítico sobre la obra de Bernhard (Thomas Bernhard ou le silence du Sphinx), emprende investigaciones exhaustivas sobre los hechos que el autor austríaco narra en sus libros. Los resultados son apabullantes. Bernhard, en esos relatos, ha intentado explicarse a sí mismo o, mejor, crear el personaje que, literariamente, le hubiera gustado ser, pero parece evidente que cualquier biografía que se estime solo podrá utilizar esos hechos «históricos» con la mayor reserva. La consecuencia es que los filólogos germánicos, que habían creído a pies juntillas todo lo que Bernhard había tenido a bien contar, se ven obligados a enderezar su rumbo, al percatarse de que sus libros autobiográficos son tan novelescos como autobiográficas sus novelas. En adelante, todas las biografías bernhardianas: las de Hans Höller (sin duda la mejor), Joachim Hoell, Manfred Mittermayer, la mía..., explotarán el legado de Louis Huguet. Lo que no impide que hoy este, anciano y enfermo, solo rara vez sea citado en los cientos de libros, artículos, tesis y tesinas, congresos y jornadas que cada año se dedican a Thomas Bernhard, convertido ya (al menos en Austria) en una especie de circo literario.
La realidad es que Bernhard nunca pretendió hacer pasar esos libros por autobiográficos y, de hecho, en la correspondencia con Siegfried Unseld, su editor, los llama, significativamente, «biografía» y no «autobiografía». Por eso las editoriales Suhrkamp o Residenz se equivocan, deliberadamente o no, al llamar al volumen en que los reúne Die Autobiographie. El propio Bernhard ofreció ya una clave importante para la interpretación de sus libros al final de El sótano: «Si no hubiera pasado realmente por todo lo que, reunido, es hoy mi existencia, lo habría inventado probablemente para mí, llegando al mismo resultado.»
La presente edición española reúne sus cinco «relatos autobiográficos» (lo que no quiere decir que no haya otros) por el orden en que fueron escritos, orden que es importante para comprender la evolución del pensamiento bernhardiano. Los textos han sido cotejados con los de la versión alemana hoy «establecida», cuyos cambios con respecto a ediciones anteriores consisten, sobre todo, en correcciones ortográficas o gramaticales que no afectan al texto español publicado anteriormente o que fueron ya introducidas en él. La modificación más importante es la que da cumplimiento a una resolución de la Audiencia de Salzburgo del 25 de mayo de 1977, que ordenó suprimir determinados párrafos de El origen. El «Tío Franz», Franz Wesenauer en la vida real, interpuso una querella por difamación contra Bernhard y la ganó. Al parecer, Bernhard, en su afán por subrayar la similitud entre la educación nacionalsocialista y la católica, y dejándose arrastrar por su sempiterno «arte de la exageración», traspasó límites que afectaban claramente al honor de una persona. Justo es acatar esa decisión judicial y, por otra parte, la obra literaria no pierde nada con ello.
Releer estos cinco libros autobiográficos me ha resultado gratificante. Sigo pensando que constituyen la mejor introducción posible (e indispensable) para conocer a Thomas Bernhard. Y solo puedo repetir dos advertencias ya hechas anteriormente: la primera es que leer a Bernhard, aunque no tiene nada de deprimente (al contrario, toda su obra es una exaltación de la supervivencia), puede cambiar la vida de una persona. La segunda, que la literatura bernhardiana produce dependencia, y hasta hay quien cree que no se trata solo de una dependencia psicológica sino también física. Con todo, envidio sinceramente al lector que todavía no se ha enfrentado nunca con Thomas Bernhard.
MIGUEL SÁENZ,
Madrid, 2009
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Traducción de Miguel Sáenz
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